martes, 19 de abril de 2011

Mi cepillo

Hoy es un día muy triste:
ha muerto mi cepillo azul,
el de cabellos blancos y prolijos.

Lo usé desde mi remota infancia,
todos los días después de comer,
y antes y después de dormir.

Con él aprendí a mantener la boca limpia,
a sonreírle a la vida, a enamorar mujeres
con mi aliento fresco y dulce de eucalipto.

No sabía que con el tiempo se gastaba;
por cada limpieza, perdía uno de sus cabellos.
Hoy lo veo y no parece mío,
con su cara ausente y su cuerpo cabisbajo.

Pero me niego a cambiarlo por un cepillo nuevo;
por más que sea eterno y me limpie hasta la lengua,
ningún otro cepillo me limpiará esta tristeza,
ni me dará sonrisas, ni endulzará mi voz.

Hoy lo guardo en el bolsillo como si fuese un amuleto,
aunque nunca tenga suerte, y no sirva para nada
más que recordarlo y escribir este poema.

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