A pesar de las órdenes de su padre, Eva le robó una manzana de su querido árbol, y le dio sólo un pequeño mordisco, ya que estaba a dieta. Coqueteó a su novio Adán, ofreciéndole el valioso fruto que había conseguido con sus propias manos; y él, muy pollerudo, se comió sonriente y de un bocado la horrible manzana, además de piropearle con que más dulce era su boca. Ella se le enroscó como una serpiente cariñosa.
Luego de esa tarde romántica, los novios huyeron hacia el planeta más barato, antes de que los pille el viejo cascarrabias.
Otra vuelta al eterno mito; me gustó.
ResponderEliminarEste me encanta!!!
ResponderEliminarTenes que subir el del colectivo. Es excelente.
¡Buen microrrelato!
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